La fiera de mi niña (ha llegado Maki a nuestro hogar)

Pues si hace unos días escribía un post muy triste sobre la muerte de Guso, pero la vida continúa, y hoy voy a hablaros de un nuevo miembro de la familia. Él vino a nosotros, es como si nos hubiera elegido. Aquí va la historia...

Como casi todos sabéis, desde principios de agosto Lourdes y yo estamos viviendo en nuestro piso en Santa Coloma. Ya teníamos intención de coger un gatito de dos o tres meses cuando volviéramos de vacaciones; incluso teníamos pensado un nombre: Maki (por la típica comida japonesa). Pero todo pasó mucho más rápido.
Nos fuimos a Orcera a finales de agosto (el pueblo de la abuela de Lourdes), que está en la sierra de Segura (un pueblo precioso, y dónde hacen el mejor aceite de oliva que he provado), y el segundo día de vacaciones fuimos a visitar el castillo de Segura de la Sierra (impresionantemente conservado y reformado, por cierto). Cuando estábamos paseando por las calles empedradas, empezamos a oir un maullido intenso, y vemos que se tira un gatito minúsculo de un rosal. Total, mi cuñada lo coge y lo vuelve a poner en el rosal como si no hubiera pasado nada. Nos marchamos con pena en el corazón pero conscientes de que aun nos quedaban muchos días de vacaciones y no nos podíamos hacer cargo del bichejo.
A la vuelta del paseo, subiendo hacia el castillo, volvimos a pasar por el mismo sitio, y el gatillo seguía maullando incesantemente. Tomás, un chico que venía con nosotros, cogió el gato y ya no pudimos pasar de él. Así que nos hicimos la visita al castillo con el gatillo maullando (tenía más hambre que el perro de chocapic). Era tan bonico...fuimos a un bar a tomar algo, y cogimos una botella de agua, la cortamos, pusimos un poquito de leche con el agua y con unas servilletas intentábamos dársela (bueno, mi cuñáa Aurora que es veterinaria era quen controlaba el asunto).
Cuando nos lo llevamos a casa de la abuela de Lourdes tuvimos que darle bibe, e incluso masajear la barriguita para que hiciera sus necesidades (es que sólo tenía dos semanas). Aquí podéis ver las fotos:





















La verdad es que me lo comería. En estas fotos apenas sabía caminar; tendría dos semanitas. Pusimos como fecha de nacimiento el 15 de agosto. Mirad con que ojazos nos mira.
Fue super-chulo tenerlo tan peque, ya que teníamos que darle el biberón varias veces al día, ayudarle con sus meadillas y sus caquitas, a veces incluso se atragantaba y teníamos que hacer que sacara la leche...vamos, un mundo nuevo para nosotros (y sé que Neus dirá, ¿ves cómo quieres tener un hijo?, pues no, ya he tenido suficiente con este XDD, aunque no me importaría cuidar de otro gatillo, ¿eh?).
Cuando acabamos las vacaciones de Jaén, nosotros nos íbamos a Menorca, así que le dejamos el gato a mi cuñada (en mejores manos no podía estar), y cuando volvimos vimos que se había convertido en un cochino jabalí. Creció un montón. El bichillo que al principio apenas se ponía en pie, corría por toda la casa; ya se sube al sofá, a la cama, y empieza a pegar unos botes que ni te cuento. Y con 2 meses es el doble de grande que otros gatos que hemos visto de la misma edad. Aquí tenéis unas fotos de hace unas 3 semanitas.

Es una mezcla de siamés y romano, y es un trasto de cuidado. Ya hace todas sus cosas en la arena, le gusta comer su pienso, e incluso le hemos enseñado truquis, para que digan que los gatos siempre van a su bola. En una semana le enseñamos (sobre todo Lourdes, que es mejor entrenadora), a que venga cuando le llamamos, e incluso se sienta a una orden nuestra). A Lourdes incluso le da la patita. Es tan majo!!!!!


En fin, ahora que ya soy padre parezco hasta más responsable, jeje.